Llegó de pronto Bartolo,
una mañana de abril,
llamando casi asustado
al señor que lo escuchaba,
y que tomaba un café.
iiiAay, mi señor decía,
ayer soñé con usted!!!
es que yo algo presentía
sépalo usted mi merced,
yo lo aprecio, no es mentira.
Lo recibió con agrado
la buena y noble mujer,
esposa de su patrón,
y le contó sin pensarlo,
de cuando en tiempo pasado,
pasó al pobre Don Simeón.
iAay! Bartolo, mire usted,
lo que le voy a contar,
dijo la buena señora,
no le vaya a usted pasar
las del pobre Don Simeón,
que así vino a saludar
a este su buen patrón,
y vaya a creerlo usted
al día siguiente voló,
hoy descansa, en el panteón.
Las copas que Bartolo andaba
eran varias, más de tres,
y no supo comprender,
el mensaje que le daba,
aquella mujer tan noble,
que era un completo querer.
DARWIN I. FLORES VARELA
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