jueves, 9 de mayo de 2013

LA BERLINA


Está impaciente por salir con ella:
Hermosa, fulgurante,
Pensada enteramente para ella.
Abre la puerta,
Se sienta ante su volante sin decir nada,
Acaricia su aterciopelado tapizado
Con  dedos leves. Ahora gira la llave de contacto...
Luego pasa de largo ante su casa
Y conduce hasta salir del círculo.
Alguien mientras la imagina feliz...
Pero todo cambia
Nada permanece.
La mirada, vuelta hacia sí misma;
Comarcal 330,
No ve la carretera...
Silencio,
Ceño fruncido,
Rictus doloroso en los labios...
Recta helada,
Helada curva,
Giro brusco,
Chasquido,
Derrapar de neumáticos...
Manos crispadas,
Cabeza vuelta en escorzo patético,
Ojos fuera de las órbitas...
Y la carrera ha terminado
A unos cuantos kilómetros
Y a unas cuantas horas
Del concesionario
En que esta misma tarde
Su mirada la envolvía;
En que esta misma tarde
Sus leves dedos
Acariciaban su aterciopelado tapizado.
Hermosa berlina
Cuyo oculto fin es...

ANTONIO CAPILLA

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