Hemos llegado a viejo con ojos transparentes
y capaces de ver a las muchachas
y disfrutar del sol y el vuelo de los pájaros
y el color de las flores y el aroma del aire en Primavera.
Hemos llegado a viejo con las canas azules del poema
y las niñas arrugas del galán que suspira por un beso.
Hemos llegado a viejo sin ser viejo,
flotando en la inocencia del que sabe muy bien
que en este mundo nuestro nadie al final de cuentas sabe nada.
Hemos llegado a viejo con el tacto encantado todavía
y capaz de gozar la más sutil caricia en la piel más sutil.
Hemos llegado a viejo con los dientes dispuestos a morder
la jugosa y gozosa rojez de la manzana virginal y dulcísma.
Hemos llegado a viejo cargado de infinitas ilusiones
y dispuesto a vivir y a cantar como siempre;
como si nunca nunca jamás los años idos se nos hubieran ido
y el Universo intacto siguiera amaneciendo
niña y graciosamente, con luz pícara y tierna, por nuestros viejos ojos.
JUAN CERVERA SANCHIS -México-
lunes, 14 de mayo de 2012
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