Cómplices de su vida poética
el mar, Peñíscola, Carmen y su hijo.
Hacia Javier Vivas Raserón
Se miraron incrédulas las olas
al abrazarte entre sus aguas.
Posesivas, serán dueñas absolutas
de cuanto amor les profesaste.
Azules lágrimas sobre la playa
besarán la piel de tu hijo,
que para siempre te buscará
entre la arena escondido.
II
Poco es un adiós a un amigo,
y.. sin embargo.. al abrir mi ventana
me susurra la brisa mediterránea..
¡Chist.. no le llores, él está conmigo!
Y.. yo, sonrío con tristeza, pero sonrío,
porque sé, uno no muere del todo
si no es, por el eterno olvido.
Y.. soy yo quien se va, el mar sigue ahí.
¡Hasta pronto, adiós amigo!
Mayte Andrade -Benicarló/Castellón-
publicado en “álbum espínela” 1999
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Hace 10 horas
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