Por alguna razón profundamente enraizada en mi inconsciente, desde mi más tierna infancia el sábado siempre ha sido mi día favorito. La luz del sábado es distinta a la de los otros días. La alegría de un hombre es más fuerte ese día, y la tristeza adquiere un tono azul que la hace hermosa. Me gusta pensar que Dios puso en mi alma ese amor por el sábado para poder escribir mis poemas de otra manera, una que solo el sábado y yo sabemos. Porque una mujer bella es más bella en sábado...y un poeta que envejece siente el amor con más intensidad ese día. Que la divina luz del sábado perfume de Poesía eternamente nuestras vidas.
Victor Diaz Goris
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