Que mis versos queden como un buen vino, tengan sabor a mujer dispuesta, se mantengan con el mismo ingenuo ardor del primer beso, sean orgasmo, trampa, sacudida, tentación. Que tengan el aroma de una guayaba acariciada por una mujer hermosa y madura, sepan a uvas untadas de los pechos de la primera novia, a grosellas evadidas entre las piernas de una ex que volvió. Que se sienta como hacer el amor por primera vez, dar un beso con soberbia y muchas ganas, bailar un susto de amor en brazos de la madrugada, que juzgue como si pudiera regresar cuando quiera a su ayer. Que sean como mentir y después decir… lo disfruté…
Victor Diaz Goris
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