Te fuiste de mi lado silenciosa
dejando tus adioses en dos besos,
cantaste con tu boca mentirosa
los salmos escupidos cuales rezos.
Sembraste en tu partida maliciosa
las huellas de dolores y decesos,
llenaste de llorera perniciosa
mi cántaro quebrado hasta los huesos.
Partiste sin borrar aquellas prosas
que en versos escribiste sin tropiezo,
robaste sus perfumes a las rosas
volviéndolos mis cantos y embelesos.
Tu adiós fue el epitafio de mi fosa
manchándolo con sangre de tus besos,
leyendo con tu boca temblorosa:
“Me voy por un camino sin regreso.”
Jerry Méndez.
México
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