Soy mujer inquieta,
un poco coqueta,
no me paro mover,
cosas me verás hacer.
Me detengo por un suspiro,
para recobrar el aliento,
luego a mi alrededor miro,
si veo faena, me levanto al momento.
Evito las riñas de mis señores,
gente de muchos honores,
pues pertenecen a la nobleza,
y tienen, económicamente, una grandeza.
Me tienen bien considerada,
la mejor de las criadas,
es un orgullo serlo mes a mes,
de lo contrario,
para mí sería un revés.
Por la mañana, voy a la cocina,
y de paso, saludo a la vecina,
por si necesitasen una empleada,
me partiría en dos jornadas,
o a una hermana que está desempleada,
que supiese lo que es el sudor,
sin tener que decir nada.
Lo único que me permiten decir
“si, señor”, o “si, señora”,
sobretodo si he de ir
a buscar, a los niños, a su hora,
cuando salen del centro escolar,
que bajo mi manera de ver,
los van a mal educar,
pero eso no lo puedo comentar,
pues a la calle me podrían echar,
mejor que vivan en su paraíso,
que ponerme en un compromiso.
Es la vida de la aristocracia,
vivir en la ignorancia,
creyendo ser los mejores,
cuando hacen miles de errores.
Les voy a llevar el desayuno,
que no se moleste ninguno,
después me toca ir a comprar,
para ese castillo, alimentar.
JAUME ALEGRE LASTERRA -Barcelona-
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