Poder volver
de la raíz como si nada
y trepar arañando
la propia piel que se desgasta,
hasta volver
a su infante transparencia,
para contar venas
como largas carreteras,
cada día más azules
sobre ríos de diamantes.
Pues cada año una estrella
que añadir al viejo cielo,
y en su centro rutilante
balancea la experiencia,
los recuerdos que volvieron
de su propia guerra,
entre la imaginación y el olvido.
Preguntarse es responderse,
como niño que lo sabe sin saberlo,
pues cada clavo que une la madera
abre una grieta,
al abrirse paso hacia la meta,
que es unir las dos partes diferentes
en su único contexto.
Así la vida, así la muerte,
como sonar buscando un eco,
para saber donde se encuentran
esos últimos resabios
de consuelos no gastados,
a los que echar mano para volver a flote
y sentirse menos náufrago,
eso hacen los años;
que se terminan contando
con mil dedos de una mano,
hasta perder la cuenta.
José Luis Gareis -Argentina-
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