Mi señora me ha dejado las manos libres
(por ahora) y también los pies
Me ha limitado algunas zonas y calles
Como también todas las horas de la noche
Ella me habla en arpegios
Y en clave de roquero burlón
Hace énfasis en que aspire
Las últimas emanaciones de la belleza
Que no gaste oxígeno en censurar las aguas tibias
Que dilate – más bien – mi estancia en las alcobas
Pronto – dice ella – podré trasnochar
Emborracharme sin parar
Sin tener que mirar las flechas del reloj
Y podré estar desnudo para siempre
Cuando los gusanos le den
La última puntada a mi nuevo vestido
Jaime Arturo Martínez
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