lunes, 4 de septiembre de 2017
EL AMOR ES OTRA COSA
No me importa lo que pienses ni lo que sientas me importa,
cuando hablamos del amor y piensas solo en el sexo.
No puedo dar un abrazo sin que sientas que intención,
hay doblez o asunto oscuro en el acto de abrazar.
No quiero una mente oscura que no confíe en un acto,
tan puro y tan transparente como abrazar a un amigo.
El amor es otra cosa que unos sucios pensamientos
que evocan ciertos momentos de intimidad compartida.
Quisiera hablar del amor... pero no me quedan fuerzas.
La energía se me escapa cuando siento a las personas
que llaman amor a todo... al cuerpo, a la piel dormida,
a la mano, a la cabeza y con su lecho tropiezan
vacío en su vanidad.
El amor es otra cosa... Es aire puro y refresco
que a media tarde suscita el medio de hallar la cita
con la palabra sagrada.
Es deseo incontenible de celeste inspiración
para entrar al corazón y llenarlo de canciones.
Es vuelo que mar adentro consigue del horizonte
llevarte al sagrado monte donde reposan los justos.
Es utopía y verdad, todo junto al mismo tiempo,
es mentira y arcoiris que en el cielo se refleja
cuando la lluvia perpleja se esconde para llorar.
Es penumbra, sombras chinas en la pared sin recuerdos,
es sacudirte los velos de la temporalidad.
Es el carisma incorpóreo, misterioso, inalcanzable,
que el escultor, mano en sable, va tejiendo en una obra.
Es la fuerza y la promesa del viento de los poetas
cuando la silfíde amada le jura perseverancia.
Es la mano que dibuja sin pensar, sin ceremonias,
en el lienzo transparente o en el azar de otra frente.
Es la música compuesta en la espalda de una dama
sabiendo que no reclama la material atadura.
El amor... Atemporal, ave que pierde su vuelo
cuando lo llama este suelo cubierto de tosquedad.
Carmen Azparren Caballero
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