martes, 19 de septiembre de 2017

XVIII


En la pausa del valle, el día, bajo la noche absoluta,
crece. Voraz destruye las bocas del silencio.
Lejano el mar responde. Un ciego sol preside.
El aire detenido ya no es aire. Es un cuerpo sobre otro.
Lanza el tiempo estos cuerpos al futuro. En los rostros
abre la muerte su flor. La vida es el fruto de esa flor.
La carne se nos vuelve fruto y flor.
El día está completando su verano.
La noche virgen, fluyendo, se acumula y goza.
Un eco sombrío y un sol exaltado la anuncian.
¡Qué hoguera espesa de transparencia lúcida
alimenta la noche! Arde la piel en esta hoguera y cae,
vistiéndonos de miedo: ¡La noche es nuestra!
La ciudad resuena en su profundidad.
Otra ciudad de silencio edifica ella.

José Ramón Sánchez -Cuba-
Publicado en el libro La Estrella de Cuba.
Publicado en Editorial Alebrijes

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