Nunca puedo escaparme de la vida,
siempre hay gresca montada siempre a tiros,
casi muertos no existen ni suspiros,
sin pasión siento estar desfallecida.
Es desdicha planchada muy pulida
casi nadie sospecha mis martirios;
la desgracia que evocan sus delirios,
a mi cuello su soya viene en brida.
Renuncio a su maltrato sin futuro
mutismo en las esferas de mi estima,
me apaga las estrellas que yo adoro.
De grises matices de verde oscuro,
barrotes me secuestran y no hay lima
que pueda liberarme de este atoro.
Marías Sirena Matri Mar -ESPAÑA-
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