miércoles, 5 de julio de 2017

UN MUNDO APOLAR, UN MUNDO DE ZOMBIS


La palabra APOLAR podría tener varias interpretaciones, pero significa dormir. Es ese estado de reposo, esa suspensión de los sentidos y de todo movimiento voluntario. Un mundo apolar sería entonces un mundo dormido, en suspenso, inanimado, mudo. Sin embargo, nuestro mundo está convulso, revuelto, en constante transformación…, respira de forma muy entrecortada, intuimos que
sufre una grave enfermedad. Tal vez, sea una artrosis que le impide caminar,
avanzar.
Durante los últimos años en nuestro planeta, el orden internacional es todo menos un orden, es más bien todo lo contrario, un absoluto desorden. ¿Qué está pasando? ¿Por qué deambulan de esta manera los que están llamados a construir el futuro? Somos conscientes de que comenzamos a vivir en una "sociedad de riesgo".
El problema es complejo y hay que abordar numerosos factores y contar con múltiples actores para analizarlo y buscarle una solución. La voluntad por encima de los intereses. Es como pedir un imposible.
No hace falta resaltar la enorme incertidumbre que esta situación nos provoca y, por lo tanto, que nos hace padecer la desafiante sombra de la crisis financiera. Ya lo describió Ortega y Gasset: "Vivimos tiempos confusos, no sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa". Ante la actual situación, ¿debemos tomar distancia, situar este momento en el marco de un proceso de cambio histórico? Los esquemas tradicionales han sido modificados, tales como la fragmentación familiar y social.
Todos estamos desnudos ante este nuevo virus llamado riesgo. Nuestras ropas son transparentes y no existe un fármaco para que unos pocos puedan enfrentarse a esta enfermedad. La evolución de la Humanidad ha desarrollado nuevas situaciones de riesgo que nos afectan a todos por igual. Ninguna medicina existe sin efectos secundarios; no hay tratamiento que no tenga consecuencias y, cuanto más potentes son sus efectos, mayores son sus contraindicaciones.
Las tendencias, las experiencias del pasado, del pasado son. Sin embargo, las del futuro son otras, y además desconocidas. Estamos ante un punto de inflexión.
La actual "sociedad del riesgo" es un mundo apolar, sin una brújula que señale el Norte: es un mundo de zombis.
Todos respiramos para poder vivir. Somos apolares para poder descansar y desconectar por unas horas de este entorno lleno de incertidumbres. En este corto espacio de tiempo, por favor, seamos felices.

Elisa I. Mellado (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 33

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