miércoles, 26 de julio de 2017

TRAS LA LUZ


Mirando aquella estrella fue cuando lo comprendí, era nuestra estrella. Hasta entonces no entendía nada, no entendía por qué no podía tocarte, ni decirte lo que echaba de menos tus caricias… Tan sólo podía verte, siempre cabizbaja, triste, y oír mi nombre en cada uno de tus suspiros… aquellos suspiros interminables.
La estrella dejó de ser una estrella para transformarse en un sol, casi de repente; creía que me tragaba, parecía llamarme, pero era agradable, no me molestaba. Y con su luz llegó el recuerdo.
No pude con esa maldita enfermedad… y me fui… te dejé. Sólo fue el principio, maldiciones, culpabilidad, todo muy rápido, al instante.
El sol continuó creciendo, lo abarcó todo, incluso a mí. Y su plenitud me trajo la comprensión.
Todo estaba en su lugar, yo donde debía, tú donde elegiste. No existe el fi nal, ni el principio, nuestro amor es eterno, siempre lo fue, ni siquiera es nuestro, es solo amor, sin más. Y esta separación no es más que una ilusión, al igual que tu dolor.
Pero, de momento, para ti mañana será otro día.

Pedro A. Estudillo Butrón
Participante en el VI Certamen Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz

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