lunes, 10 de julio de 2017

ROSA DE MIEL DIVINA


Cuando Dios creó su primer jardín
mientras planificaba la creación
de la tierra para los humanos
notó que en su terreno existía
un gran panal de abejas especiales
que le daban una miel muy dulce,
y de un color amarillo opaco
cuyas abejas la depositaban
en la tierra de dicho lugar.

Al observar dicha acción natural,
Dios pensando muy detenidamente
decidió hacer una prueba de suelo
en sus flores a plantar en la tierra,
he imaginando que dicha miel
sería un buen abono natural
en aquel lugar santo elegido
decide así plantar su rosal.

Al poco tiempo pasado ya
con gran sorpresa descubrió,
el nacimiento de su primer botón
de su plantación de rosas,
y lo más curioso era que dicho botón,
es que tenía ese dulce color
tan puro como la miel de su jardín.

Claro que al ser un jardinero,
y sin mayor experiencia en esa función,
pensó que era el color normal
de las rosas al nacer a la vida,
y esperaba que al brotar totalmente
dicha flor tomaría su color blanco,
o rojo normal de las rosas.

Pero más grande fue su sorpresa,
al notar con gran alegría
que su rosa totalmente abierta,
era totalmente amarilla color miel,
y siendo su primer rosal
plantado en forma experimental,
decidió donar un nombre especial
a tan dulce flor, y dejándola
exclusivamente en su propio
jardín del Edén personal,
y desde entonces dicha rosa
se llamará, Rosa de Miel divina.

Luego al tener éxito en su jardín
empezó a sembrar nuestra tierra
con miles de plantas para alegrar
al ser humano deseando que
le puedan ayudar a cuidar dicho jardín,
y si lo cuidasen con amor
tal cual él cuidó su jardín del Edén,
dando al ser humano la oportunidad
de demostrar ser un buen jardinero,
y así Dios plantaría en la tierra
millones de rosales de miel
en nuestros propios jardines.

Al ver con gran tristeza como el odio,
y la maldad embargaba el alma
del ser humano decidió dejar
esa dulce rosa tan especial,
y llena de paz y amor, en el cielo
solamente para que las logren disfrutar
todas las almas humanas cuando
deban llegar el final de su vida terrenal,
y entren totalmente purificados,
a su bello Jardín del Edén celestial.

Claudio Kruger Ahues -Chile-

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