jueves, 6 de julio de 2017

NO HAY SUSTANCIAS


No hay sustancias
que calmen
el dolor
de mi estómago.
Muero.
Muero
de hambre.
He lamido saliva
de mil bocas
cualesquiera.
Enredada
y perdida, entre
cuerpos distintos,
deslizándome
hacia el centro
de todas las usuras.
He disfrutado
y he sido sed
y templo
en certezas de sal,
dejándome querer,
por los senderos
de las gotas,
de las gotas
que templaban
mis muslos.
He amanecido
flor de nadie,
después
de haber amado
con toda
la locura
y el sudor.
Me he reído
de la vida,
abierta en canal
hasta romperme.
He sido generosa
con el desorden
que excitaba
el latido
y he gritado
sudores
de placer.
He llegado
a extenuarme.
Y ni un segundo,
ni siquiera
un segundo,
he dejado
de soñar,
de soñarte,
y soñar,
y soñarme contigo.
He saboreado
con avidez
el alma
y sus resquicios.
He gozado
hasta el límite.
Ponme
un veneno doble
con hielo,
mucho hielo,
por favor,
que también
la sed
muerde.
Un veneno doble,
con mucho hielo,
por favor,
con mucho hielo,
que quiero,
necesito,
matarte de frío
y envenenarte.

Ana Deacracia (Huelva)
Publicado en la revista Aldaba 33

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