viernes, 21 de julio de 2017

EL CANTO DEL VALIENTE Y LA MUERTE


Jajajay, Jajajay, Jajay,
Pasaba a todo galope
con mi imponente presencia,
en las sabanas hermosas
de mi arraigada querencia,
los árboles se inclinaban
como haciendo reverencia.

Pues ya tenía conciencia
que por aquellos contornos,
mantenía la horrenda parca
con su filuda guadaña,
y ahí estaba yo dispuesto
para enfrentarle sus mañas,
armado con mi machete
para impedir su patraña.

Me salió pues al paso
como queriendo asustarme,
y yo me le carcajeé
diciéndole estás en lío,
le dije que te ha pasao
que parece no has comío,
cuatro huesos y un manto negro
no me dan escalofrío.

Entonces la esqueletuda
se me vino desafiante,
queriéndome asestar
una patada en la espinilla,
y como no soy de miedos
le rastrillé la peinilla,
le di tremendo planazo
y le corté tres costillas.

Y ya entonces como vio
que la cosa era peluda,
corrió como condenado
pidiendo la perdonara,
me conmovió la razón
la dejé que se escapara,
advirtiéndole eso sí
que a mí se me respetara.

Y si no me creen ustedes
les cuento que hubo testigos,
un sordo la escuchó
cuando a mí me desafiaba,
un paisano ciego la vio
cuando escapaba asustada,
que se muera pues usted
si no es verdad la cantada.

Juan Dar -Colombia-

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