TRANQUILAMENTE CAMINABA...

Tranquilamente caminaba paso a paso cuando un camino se cruzó por el mío, era el tuyo. Yo caminaba en soledad platicando con la naturaleza y te acercaste para hacerme compañía, nuestros caminos, se hicieron uno... seguimos caminando juntos tomados de la mano, contemplando el bello panorama, corriendo por las praderas y regalándonos flores... nos bañábamos en los ríos, veíamos los atardeceres unidos, buscábamos refugio por las noches bajo cualquier árbol y nos despertábamos con mucha energía y felicidad para seguir andando.

Fueron muchas anécdotas y risas las que compartimos, solo que llegó el momento en que el camino, se dividía en varias partes, la indecisión de cuál se debería tomar, me complicó algo, pero claro estaba que ahí terminaba nuestro viaje, era el fin del recorrido... nos teníamos que separar...
Algo te estiraba al mundo que pertenecías... o algo me estiraba al mío, finalmente nos alejamos tomando distintos caminos, distintos destinos y nuestros pasos, no se volvieron a cruzar.

Un día de nostalgia y recuerdos, le pedí a los vientos, me hicieran aérea por unas horas, me lo concedieron y me elevé... Desde arriba, vi que nuestros caminos, seguían separados por mucho tiempo, pero a lo lejos, vi un puente grande que cruzaba de lado a lado, eso me sonó a esperanza y platiqué seriamente con una nube, le dije que cuando llegara el momento de estar más cerca nuestros caminos, dejara fluir una lluvia torrencial que desbordara el río tapando el paso de tu camino, así, al no poder avanzar, cruzarías el puente y yo te esperaré en medio de él, con mis pausados pasos, con mis cansados brazos, pero con el mismo corazón lleno de amor y nos volveremos a encontrar en mi camino de nuevo... la nube me dijo que estaba bien loca, pero vería qué podía hacer por mí llegado el momento.
Volveremos a ser un par de locos... pero quizá será del otro lado del sol...
Aunque tú y yo, no estemos juntos... siempre seremos uno.

Tania Blanco Sánchez