Como dones,
brillan en sus distintas capas de piel
versos furtivos que la poseen cicatrizándola,
alrededor lianas furiosas le hurgan lo más íntimo,
flor táctil que abierta con su organismo florido
rosado tirando a rojo son el umbral de mi poesía,
les miro turbado,
y mis manos esperan su turno,
verbo iluminado con sus fauces de seductora fantasía.
De nuevo un regalo para mi vanidad carnal.
Estribillos en violentas sacudidas
yacen aferrados en inevitables diálogos
justo en la sangre de mis arterias.
Ella en su escena como una vedette erótica,
arrogante entre tinieblas de una desnuda noche
se oprime entre líneas de amatorios peldaños.
¡Otra joya de locución!
Y mi cuerpo y esa hembra silaba a silaba
me acosará hasta el fin del mundo,
y amaré en su posada su contexto desnudo
como yacen los libros con sus escuderos,
y en la sintaxis del verso lo inconcebible,
y lo zurciré en mi profano breviario.
Manuel Vílchez García de Garss
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