Aquella noche se miró al espejo
sujetando entre sus manos una navaja de afeitar.
Se miró al espejo...
Cortando lentamente su rostro.
y las gotas de su sangre colgaban de su piel
como cabezas de palomas rojas.
Se miró al espejo
con la curiosidad de un niño.
viendo dentro de sus propios ojos
el fantasma de su mitad femenina.
El fantasma de cuando él era un caballo de humo
tendido sobre un campo de espejos.
El fantasma de aquella noche
que se descubrió a si mismo convertido en luna llena.
Se miró al espejo...
Y el tiempo se volvió un pájaro de cristal
anidado dentro de su pecho.
Se miró al espejo
y vio como la sangre resbalaba por su piel
en una pequeña cascada de muerte.
y lirios rojos.
Como su piel era un campo sembrado de amapolas.
y de sus heridas surgía
su propio rostro transfigurado en un millón de rostros.
Rostros que sonreían mostrando sus dientes
de nieve blanda.
Se miró al espejo...
Mientras una cuerda desbocada de violín
golpeaba la pared del tiempo.
Y una campana de cristal contra su frente
resonaba como un eco.
Un eco atrapado entre las paredes de los días.
Y las risas de los niños muertos.
Se miró al espejo
Y no hubo nadie al otro lado del cristal.
solo un ala de libélula disecada.
Y un pico de gorrión,
arrancando trozos de latido al corazón del tiempo.
Se miró al espejo...
y el tiempo se volvió un ramo de magnolias
bajo la yema de sus dedos.
Y dentro de sus ojos el fantasma de sus ojos
el fantasma de la locura. sonreía
Mostrando su boca de caimán.
Se miró al espejo.
Y lentamente sintió como el alacrán de la vida
mordía con sus dientes de ceniza.
sus profundos ojos negros.
Como su rostro ocultaba bajo su piel
un ramos de lirios sangrantes y rojas azucenas muertas.
Y como los minutos se volvían,
Caníbales de sus propios sueños.
Aquella noche. Noche naufraga de su silencio.
El solo...Se miró al espejo.
Debora Pol.
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