Atrapado en un lunes lluvioso y aguado, después de un invierno avaro de soles y calor, llego lento al vórtice del mediodía de este lunes tibio.
Como una noria que gira sin despertar del todo, dentro del círculo que habito, me veo ojeroso, reflejado en cristal de las horas.
Ahí en el abrazo efusivo de dos amigas y en el sonido mojado de los "Enya greatests hits" y en el incansable laberinto de mis sueños, con Borges y su "Aleph", hoy me lluevo a mí mismo en mi desierto.
Me lluevo a mí mismo después de soñar con el desesperado voyerismo de un ente singular, duplicador de técnicas, más de hecho, amatorias, y amante de los pubis "PLENA CAPELLIS" que no saben el porqué de los sueños que perviven dentro de otros sueños ,y se convierten en días de lluvia y ausencia diluida, en el fondo, "del punto donde convergen todos los puntos del mundo" según Borges.
Roberto Rochin Suarez -Canadá-
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