domingo, 1 de mayo de 2016

EL GATO


De las vidas que tenía ahora una le queda.
Las demás las ha perdido, en un abrir los ojos y
en un sentir clarito que ahí no lo querían…

Y así de continuo las desilusiones, que aún,
hoy lo siguen; el camina erguido frente a la vida
que lo ha parido. El pequeño gatito aprenderá
a racionalizar los tiempos, pues de las nueve que eran
le restan ocho, quedándole una para toda la vida.

Pobre el hombre que pide a Dios que cuide de ti
y vele tu sueño. Que te dé paz y dulce sereno.
La oración la hace con el errado pensamiento
de que tú lo necesites.

Mas el imberbe muchacho no conoce de ti
más que la distancia que separa sus cuerpos.

Como pedir por alguien que de extraña no pasa y
de cerca nada más esquiva la mirada.

Ella no es una niña indefensa, es más de lo que
tu imaginación te permite; se ve clarito que es
una mujer de coraje y firmeza, cuando nada más
te hace maje, engatusando al muchacho que
solo la mira y observa.

La belleza la hace parecer indefensa, que de su boca
no sale ni palabras, ni saliva que hiera. Pero muchacho
de esas son las que más abundan en estos lugares de
la realeza.

Te repito muchacho no ores por mujer que ni siquiera te pela,
ni mirada alguna te echa, menos que de ti se preocupe
la pobre pendeja.

Preferiría decirte que no te metas, que no la mires, que no interfieras
con palabras de amor y otros sabores: amargos sollozos y dulces oraciones, que esa mujer o princesa, es de muy amplio albedrío,
como para mandarte al carajo o de ti hacerte su esclavo.

Mejor decide continuar con tu vida. Y espera que al final
ella la cague y sea quien se arrepienta.

Ahora de nada te sirve quererla, si bien sabes que ella es
de camino libre, que no acepta le impongan preceptos,
ni certezas bajo el escudo del enamoramiento.

Muchacho te has encontrado a una mujer libre pensante,
de inteligencia fulminante, que no dejará que influyan ni un
centímetro en su filosofía de vida.

GILDARDO CARRIÓN

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