Como canto rodado, sin deseo y sin pena,
pulida en tantos golpes, escéptica y vencida,
me hallaste en la ribera del río de la vida
aceptando sumisa mi destino de arena.
Pero vos me tomaste en tu mano morena,
pero vos me abrigaste con tu mano querida,
y sentí con violencia que mi sangre dormida
era ardiente y fecunda, era tuya, era buena.
Y aunque los dos sabemos que nunca tendrá historia
este cariño nuestro, que la inefable gloria
de despertarnos juntos nos ha sido negada,
te quiero, nos queremos, sin prometernos nada,
relegando a un secreto rincón de la memoria
este dolor, que a veces, asoma en la mirada.
MARIA AMELIA SCHALLER (Esperanza-Santa Fe-Argentina)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 113
No hay comentarios:
Publicar un comentario