Y fue tu desamor tan hondo y claro,
tu amargura tan pura, tan doliente,
que no pude dudar cuando marchabas.
Que no pude esperar nada del viento.
Todo rodó sin ti sobre mis manos
preguntándome siempre, preguntándome.
Del libro Preludio de una mirada de
CARLOS VAQUERIZO -Sevilla-
Publicado en Luz Cultural
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