sábado, 3 de mayo de 2014

UN PATIO CON JAZMINES QUE AMANECEN


UN PATIO CON JAZMINES QUE AMANECEN
a eso de la tarde es un motivo
indeleble y lustral para el que siente
la vida como es. Y si te invitan
al cine como premio por regarlos
y propiciar tamaña albura, entonces
te signa lo más puro de los días.
Pues Catherine Deneuve me fascinaba.
Conozco bien el alba de las tardes.
Y sé qué claridad baña a un paisaje
con sólo imaginar que en aquel patio
aún sigue amaneciendo. Sutilezas
así nos pueden regalar un mundo.
Es más: hasta señalan un camino.
Estaba en una lluvia. Y amanece.
Estaba amaneciendo al mester mío.
Con ese adolecer he recorrido
los sueños que aparento. Si esperabais
que amaneciera de distinto asombro,
ya veis por qué he callado. Comprendedme.
Mis palabras son briznas de algún soplo
que vaga otoñalmente por la niebla.
He renunciado a componer un himno
gigante porque pasan estas cosas.

Del libro LA LLUVIA DESEADA” de ANDRÉS MIRÓN -Sevilla-
1º Premio, XXI Certamen de Poesía Searus, 1998


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