Cuántas veces he vuelto hasta la casa
primera de los días: sólo allí
empezaba la vida: todavía
arde la cal calmada de los muros,
la luz gemela tras la lluvia, el sol
sobre las sombras húmedas, el sol
entregado al final de cada tarde.
Esa casa primera de los días
fue levantada con un corazón.
Puerta a puerta, abiertas al primer
Amor, también a la distancia. Es todo.
Del libro “LOS FRUTOS Y LOS DÍAS” de
Diego Vaya -Sevilla-
1º Premio, XXVIII Certamen de Poesía Searus, 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario