sábado, 1 de marzo de 2014

CAE


Caía una lágrima sútil como la mañana.
Caía. Como las rosas en agosto.
Una sangría en la memoria.
Caía una aurora como el atardecer de un suspiro.
No pude darme cuenta que se secaban los pétalos de mis días,
que fulminante me asolaba un huracán entre las huellas del tiempo.
Caía el espejismo. Simplemente se difuminaba en un rostro,
aquel que intensamente alborotaba mis labios donde mi deseo se escondía.
No fuí capaz de articular una locura en medio de esa llama.
Mis manos abrían el surco de mis huesos...
Caía lánguido.
No pude agarrar el nombre porque la palabra se descomponía a la voz de un fonema.
Cae, solo caía, agarraba las manos para no caer.
Agarraba la estrechez del amor para no volar.
Agarraba la caída en el cristal de la mampara de mi regazo.

Solo caía ... despacio, levemente,
tenue,
una pluma sin viento,
un sesgo sin orillas.
Es cierto.
Caía....CAE.

ISABEL REZMO

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