viernes, 6 de septiembre de 2013

LLAMA

¿Por qué el temblor, en ti y en tus hermanas,
si al frío sois ajenas? ¿Tal vez miedo?
¿A qué y por qué, si vuestro propio enredo
causa pavor en sierras y sabanas?

Etéreas y sutiles, si lejanas;
pero, si acariciadas con el dedo,
morderéis como víboras. No puedo
integrar destrucción y filigranas.

Me alumbras, entretienes y caldeas,
mas guardo la distancia, pues flirteas
entre delicadeza y destrucción.

Tan bella, tan gentil, tan seductora,
se te admira y también se te deplora
en tu fundamental contradicción.
 
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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