si al frío sois ajenas? ¿Tal vez miedo?
¿A qué y por qué, si vuestro propio enredo
causa pavor en sierras y sabanas?
Etéreas y sutiles, si lejanas;
pero, si acariciadas con el dedo,
morderéis como víboras. No puedo
integrar destrucción y filigranas.
Me alumbras, entretienes y caldeas,
mas guardo la distancia, pues flirteas
entre delicadeza y destrucción.
Tan bella, tan gentil, tan seductora,
se te admira y también se te deplora
en tu fundamental contradicción.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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