viernes, 27 de septiembre de 2013

DESNUDEZ

Sabemos
que señalando las alturas
algo de nuestro rostro
se queda
en la ferocidad del infinito
y que cuando caemos
en el nudo del sismo
nuestros cuerpos meditan
el radiante flagelo de sus sombras.
Somos
lo que creemos
porque el clima parece
despojar su poniente
cuando una rama pierde
su sonido de sangre.
Nos quedamos desnudos
sujetos a la brizna
más leve del crepúsculo.
El que encontró la magia
es un ciego que guarda
su brillo en la tormenta.

LUCÍA CARMONA -Argentina-
Publicado en la 2ª antología de poetas argentinos


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