Dónde irán
los perfumes sigilosos del olvido.
Camino del alba, luna mía,
andarán desluciendo los rocíos
en la etapa sedentaria de mi vino.
Cuando la noche amasa el pan de la mañana,
la memoria y el verso se desgranan
abrazados al insomnio del ladrido.
Luna y río
y el misterio sideral que me contiene.
La luz, no huye como el total afecto del amigo.
No se consume
en la global planicie que circunda
sin abrigo.
La penumbra se va,
pretendiendo robarse hasta el vestigio
de otro día de preludio parecido.
Norberto Pannone -Argentina-
Publicado en el Suplemento de Realidades y Ficciones 57
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