Tu habitación sigue desierta
el polvo ha penetrado
y ha cubierto los muebles
los que tú habías usado.
En la chimenea,
sobre el rojo tapiz
ya no balancea
el péndulo del reloj.
Abierto sigue el piano;
ya no roza el marfil
tus sedosas manos.
Recuerda que la tierna melodía
que a media luz me cantabas
todavía descansa en el atril.
La aguja se detuvo
en la hora cruel de tu partida.
ya nunca marcará.
Junto al hogar, tan frío
yo tiendo mis brazos
en tu sillón vacío
Rosario Fernández (Sevilla)
Publicado en la revista Aldaba 14
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Hace 2 días
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