será que entre tus manos despertaste abrazada,
sola, como cada atardecer, acompañada
por las sábanas sin alma del motel.
Los años pasajeros a los torpes hacen sabios,
cicatrizan cada llaga, supuran cada herida
y maquillan con saliva, y ese viejo pintalabios
como en lija la cerilla que te prende cada día.
Los retales y jirones que aprendiste a componer
eran versos remendados de promesas incumplidas
y que sabes lo que duelen cuando dejan de querer,
tú remaste a cada viento y en la orilla tú morías.
Haces guardia sin permisos en el ruedo del placer
recorriendo tus tacones los rincones sin caer.
Para trenes olvidados coleccionas los billetes,
empapados en jerez nunca fueron suficientes.
Tú, mi puta veterana,
mi puta sin mañana,
mi puta que marchita,
pero siempre, mi puta favorita.
Gustavo González -Valladolid-
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