Es la senda frondosa del bosque para que las raíces penetren a mis oídos
trayendo unas voces en inglés dando perpetuidad
a lo efímero de mis zapatillas frías, a través
de las ardillas y las aves carnívoras rapaces y capaces de devorarme
sin culpa alguna. - Así han sido hechos por la naturaleza,
no hay cómo civilizarlos / si lo intentáramos quizás ya no volarían.
El bosque de Durham, donde inevitablemente en mi paso
voy matando a algunas gigantes hormigas y hago un relame a las infinitas
hojas caídas para saber cómo va la economía del país,
esa bolsa azul que desde la luna observaron unos astronautas
que ya nunca volvieron a tierra.
Las chicharras desquiciadas habitando restos de plásticos que fueron arrojados
en donde sea y empujados por el viento para así devastar mejor
nuestra conciencia, adormilar sentados en los muebles
frente al reality show que dan en la televisión.
El grass es duro –tú lo sabes–, es como el hedor del cemento.
Eliot dejaría a medio hacer su The Waste Land / Wihtman se fumaría
sus Hojas de Hierba. Y así cuando voy explicándome las cosas
inciertas de este mundo nuevo e indiferente,
me cruzo con un hispano / Él también lleva audífonos de una mejor marca,
oyendo seguramente alguna canción norteña,
corrido de la frontera lejana porque estamos lejos de la frontera
(se dicen nuestras miradas).
Miguel Ildefonso -Perú-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 35
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