Existe un hermosísimo idioma, cuyas palabras parecen casitas hechas con hongos. A su lado, palidecen las más bellas letras rúnicas.
Lo descubrí una tarde y, no, lejos: aquí, nomás, mientras avanzaba entre las boticas de los eucaliptos, a la hora en que las paredes se colman de estrellas, y desde los árboles y el cielo, caen pastillas y perlas, vi el idioma, y lo entendí, enseguida, como si siempre, hubiera sido el mío.
Marosa Di Giorgio -Uruguay- De: Orientales – Uruguay a través de su poesía
Publicado en la revista Poesía del Mondongo
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Hace 1 día

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