domingo, 16 de junio de 2013

EL MIEDO

Insitís en llamarme por las noches​
y ya nadie escucha a pesar del intento.
Quise darte algo más que brumas​
y no pude contener el desánimo​
del lino que ellos miran,​
los gestos futuros de la pereza​
y las horas ofrecidas al temor.
Para qué llamar y llamar​
si ya me viste cubierto de frío,​
si ya perdí la calma al encontrar la quietud​
en el aroma a tierra húmeda,​
lejos​
de los jardines que no habito.​
Quiero decir:​
una ventana que recorta la luna​
y la intensidad de la noche.

Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet

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