¡Los caminos de la tarde!
Caminos que yo inventé,
amor, para ir a buscarte.
Cuando la tormenta brama,
ten valor. Confía, siempre
alguien nuestros pasos guarda.
En la última luz del sol
antes que viaje hacia el alba
voy a encender mi farol.
Caminos que me llevaron
Al amor, cuando fui joven
¿guardáis ecos de mis pasos?
Cuando sus dueños descansan,
en ordenado desorden
las cosas juegan y danzan.
Hermano, ni qué decir:
llegar es sólo un pretexto
para volver a partir.
No te apures, no te apures
en su lugar y a su tiempo
todo destino se cumple.
¿En busca de qué fantasmas
sigue llamando el amor
a tu casa abandonada?
Estoy de dulzuras lleno
porque, hoy, al fin me miraron
sus ojos de caramelo.
Si quieres que yo te quiera
-le dijo al lápiz la hoja-
Tienes que hacer buena letra.
¡Tan dulce y fácil! Fue así:
-¿Quieres té?- me preguntó.
-“Quieroté!”- le respondí.
Del libro Cuartetas y Tercetillos de
Gerardo Molina -Uruguay-
Publicado en la revista Con voz propia 52
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