Se afeitó como pudo, era la hora.
Armó el bagayo y se quedó esperando.
La parca le batió “venga la llave,
se acabó tu pensión. Vamos andando”.
Y olvidao entre nubes y angelitos
escurre que en La Nada no hay fandango:
reventó con tres millones en el bolso
y Dios no le da bola, ni coimeando.
Eduardo Pérsico -Argentina-
Publicado en el blog eduardopersico
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