Aquella tarde...,
O tal vez..., una mañana
me puse triste, muy triste
cuando vi que se marchaba.
¿Por qué te vas?.
Le pregunté,
pero no me contestaba
Ella seguía a mi lado
pero no estaba.
¿Por qué te vas?
Le pregunté,
y me dijo sin palabras:
Porque quiero descansar,
porque me encuentro cansada.
No me dejes, le pedí,
en este valle de lágrimas,
porque sin ti estoy perdido.
¡Espérame, no te vayas!.
Con una sonrisa triste,
poniendo en mi su mirada
puede observar en sus ojos
¡tanta tristeza en su alma!.
Yo esperaba una respuesta
pero no me dijo nada.
Sin moverse de mi lado
y la vi que se alejaba
aquella tarde,
o quizás..., una mañana.
José Calderón Carmona -Sevilla-
Publicado en la revista Aldaba 13
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