En la alcoba del alma, ¿qué rincones
te asustan más, y nunca los visitas?
Tantos pequeños monstruos, y tiritas
de pensar que ejerciten sus opciones.
De rechazos los hay, de humillaciones,
de ataduras, de sábanas malditas,
y consistentemente los evitas,
como a tropel de tigres o leones.
¿Por qué, de una vez ya, no los encaras?
Si en la duda y el pánico te amparas,
les das más realidad de la que tienen.
Ni colmillos, ni zarpas, ni rugidos
tiene alcance alguno; están vencidos,
y las brumas de ayer no los sostienen.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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