¡Silencio!, que arde la sangre
que se agolpa en cada vena,
y va desgarrando el pecho
un cuchillo de tristeza.
¡Silencio!, que mil punzadas
de dolor y de impotencia,
atraviesan la garganta
para liberar cadenas.
¡Silencio! que en vuelo alto,
desde una herida ya abierta,
hasta perderse en el aire
va el borbotar de una pena.
¡Silencio! que a pie de trono
o desde un balcón cualquiera,
el sentimiento andaluz
se derrama en primavera.
¡Silencio!, que canta el alma
con ansia de luz eterna.
Entre la Vida y la Muerte
va la fe que se renueva.
¡Silencio! que de emoción
las entrañas se le quiebran.
¡Silencio!, por Dios, ¡Silencio!
que es oración la Saeta.
Carmen Aguirre -Málaga-
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