A Calíope.
Celebrad a la eterna Luna de extensas alas, Musas de dulce voz, hijas de Zeus Crónida, versadas en el canto.
HIMNOS HOMÉRICOS A la Luna (XXXII)
Mirando bajo aquel puente
se sienta el poeta esperando
a Calíope
para que ésta le regale
la elocuencia con la que poder
hacer bella su poesía
en la que narrará
las venturas y desventuras
de un héroe nacido en el siglo veintiuno.
Dice la leyenda que nació
bajo el signo de Leo
compartiendo el vientre
de la madre con su gemela,
tan diferente a ésta
como a cualquiera de los suyos.
Pero la verdadera historia dice
que un mago
había prometido a una señora
de alcurnia
hacer desaparecer el fruto de su vientre.
Aquel bastardo al que
acunaron otros brazos,
al que amamantó
otro pecho
que el de su madre biológica,
creció en la pobreza
con el miedo
que su padre no biológico
le hacía sentir.
Soñaba con la luna
y pensaba que si él
un día llegase a tener alas
iría hasta ella para arrodillarse
ante ella
y pedirle en matrimonio
a la fiel Venus.
Entonces Zeus, arrebatado por los celos,
lo castigó a vagar de por vida
por el mundo de fracaso en fracaso.
Calíope lo encontró bajo aquel puente
y se apiadó de él
otorgándole la elocuencia
para poder llenar de belleza
su poesía.
El poeta amaba con locura
a Venus, tanto la amaba
que le salieron alas
con las que voló
hasta Selene
para arrodillarse ante su eterna plenitud
y le pidió lo imposible.
-Concédeme la eternidad, ¡oh bella Luna, para amar eternamente a Venus!
-La eternidad ya la tienes, es que no la ves –dijo Selene
señalando a Calíope
que se encontraba bajo el puente
recitando con su bella voz
a un grupo de mendigos
de caras sonrientes
el poema póstumo del poeta
al que Vulcano, en un arrebato de celos,
había quemado sus alas.
Calíope (Καλλιόπη, ‘la de la bella voz’); musa de la elocuencia, belleza y poesía épica (canción narrativa).
Del poemario 9 Musas, inédito de
Salvador Moreno Valencia.
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