Hay un toro en mis venas.
Toro de sangre y sal
que lucha por no cornear
a quien me miente sin parar.
No me mientas, compañero,
no me mientas, que el toro de mi sangre
algún día cansado de oír
tus falsedades te derribará.
No me des capotazos a destiempo
que cuando mi toro embista,
de sus afilados cuernos,
nada ni nadie te salvará.
Párate, reflexiona, habla.
Cuéntame porque me traicionas.
Quien te puso en mi contra
si yo siempre creí en ti.
No despiertes a mi toro de sal
que está dormido hace tiempo
y no deseo que se vista
con un rojo vestido.
Olvida lo que te dijeron.
Te engañaron descaradamente.
Yo nunca revelé tu secreto
a ningún estúpido elemento.
Sólo mi pensamiento sabe
y mi corazón sufre
por no contar el misterio
que guardas en tu pecho.
No fui yo quien confesó
tu agrio penar.
Quizá lo repitió el mar
una fría y lluviosa madrugada.
Gotas de sal, gotas de lluvia,
uniéndose en la oscuridad
contándose con celeridad
lo que escucharon al pasar.
O tal vez fue la luna llena
tras la lluvia arrasadora
quien a las sombras húmedas
le habló de tu penalidad.
Deja dormir a mi toro de sangre,
déjalo dormir, que morir en silencio
será para él la mejor corrida
de su líquida existencia.
Del libro inédito Confusión de
JOSÉ LUIS RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario