Noche de luna llena. El acróbata trabaja sin red. Agarrado a la barra del trapecio, toma impulso, flexiona las piernas y se columpia. Cuando su cuerpo dibuja sobre las cabezas de los niños, la curva de una amplia sonrisa, suelta las manos, se gira en el aire, y cae en la pista sobre las almohadillas de sus cuatro patas.
Del libro Cuentos iberoamericanos de
LOLA SANABRIA (España, Córdoba / Madrid)
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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