jueves, 12 de julio de 2012
LA CABEZA LADEADA
La cabeza ladeada,
esa postura que con el tiempo torcerá mi columna,
la necesito para escribir,
para observarme.
Leo “No me llames a casa”,
leo todo.
Todo, todo, todo,
taladrando la marea.
Una piedra no tiene pasado,
un aplauso,
la maleza que lo esconde todo,
no tienen pasado, te preguntas.
Te preguntas de qué serías capaz para ser feliz,
si la vida es el segundo que se consume
porque el segundo siguiente
es una apisonadora que convierte la miel de los días
en pulpa de monolito.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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