Joder, ¿cómo iba yo a imaginarme que, después de toda la que habían armado en la tele y el resto de los malditos medios de comunicación, el mundo no se iba a acabar de verdad el 23 de diciembre del 2012? Tíos lo digo en serio, han jugado con mis sentimientos y de mala manera, no tienen derecho a hacerme eso, ¿quiénes se han creído que son?, ¿eh?, ¿acaso no pensaron que alguien como yo podría haberse hecho ilusiones?, ¿no se dan cuenta de que podría haberme hecho a la idea, y ver luego rotas de golpe todas mis expectativas? “Míralo por el lado bueno, ahora te queda toda la vida por delante”, sí claro y una mierda, ahora me quiero morir, pasé por varios psicólogos después de toparme con esa estúpida teoría del calendario maya (¿o era azteca?, bah, da igual...) y luego, cuando por fin acepto que no hay escapatoria posible y que la humanidad entera está condenada a la extinción total, va y no pasa nada... ¡es que desde luego manda cojones la cosa! No es ninguna broma, me han estafado, me siento víctima de un fraude, y claro que si tantas ganas tengo de irme de cabeza al otro barrio podría suicidarme del mil maneras, algunas de ellas incluso indoloras, pero... ¡no!, ¡no es lo mismo! Podrá parecer absurdo, pero si un día vas al médico y este te dice “Señor Fulanito, le quedan X meses de vida” uno se siente un desgraciado que solo sabe preguntarse por qué ha tenido que pasarle eso a él, en cambio, la idea de un cataclismo que arrase con todo resulta hasta reconfortante, ¿a quien vas a quejarte si todos por igual van a correr tu misma suerte? Vamos, es la paridad personificada, nadie puede estar en contra de algo tan perfecto, pero ahora...Dios, es que tengo ganas hasta de llorar, y lo peor de todo es que, con eso de que me tragué aquella basura, hoy es Nochebuena y no solo no he comprado los regalos de Navidad ni a mi mujer ni a mis hijas, sino que con lo del Apocalipsis me gasté la paga del mes y todos nuestros ahorros en putas y en alcohol. Que forma tan lamentable de empezar el primer día del resto de mi vida...y por cierto, me alegro de que los españoles acabasen con todos vosotros, embusteros...
Israel Santamaría Canales (España)
Publicado en la revista digital Minatura 119
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