viernes, 6 de julio de 2012

BREVERÍAS


2271


Entre muslos salvajes, sobre senos compactos,
a mordiscos benignos, en abrazos de furia,
en la desenvoltura de clandestinos actos,
en el fondo del trance que otros llaman lujuria,
allí nacen mis ansias, allí estalla mi grito,
allí muero yo mismo, y allí me hago infinito.

2272


Por los holgados páramos del sueño
soy alma trashumante,
de todo y nada indiscutible dueño,
a nada y todo eufórico aspirante.

No me interesa ya lo que he logrado,
todo lo que no tengo me apasiona;
de repente apareces; doblegado,
te apoderas de mí, zona por zona.

2273


Me devolvió el cadáver de mis versos,
yo que por ella los parí uno a uno;
fue como destrucción de catedrales.

Y hoy los contemplo en torno a mí, dispersos,
fundido el nombre que les dí; ninguno
dispuesto a erguirse, y los juzgué inmortales.

2274

Tus caricias son rígidas y frías,
como con diez dedales en los dedos.
¿Por qué las das, tan grises, tan vacías,
amarga farsa, inútiles remedos?
Preferiré la aguja que ensangrienta,
a esa caricia, verdadera afrenta.

2275


A escondidas te he amado. Te amaría a escondidas
durante quince siglos si hasta entonces viviera;
a escondidas, mi amada, por eso se adultera,
cuatro personas, cuatro, pero sólo dos vidas.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

No hay comentarios:

Publicar un comentario