domingo, 8 de julio de 2012

ANTORCHAS DE UTOPÍAS


Hablo de libros que se hicieron humo,
ceniza, ausencia. Esto ocurrió en la Historia
muchas veces. En China y en Egipto,
en Francia o en España, en toda Europa,
en nuestro continente desde hace cinco siglos,
y especialmente en las infortunadas
ex Provincias Unidas de América del Sur.

Lo ordenaron tiranos, califas, generales,
emperadores sacerdotes
de todo credo y toda tolerancia,
oscuros   procesados.
el Santo Oficio con su Index,
los guardianes del Orden y La Ley del Embudo,
sórdida envidia, delación, sensores
de muchas menas, bárbaros cruzados
de cualquier fanatismo,
mesiánicos al uso y al abuso,
y esas mentes blindadas en las que penetra
ni surge alguna idea ni por broma,

Libros quemados. Libros enterrados
para que no los quemen. Escondidos en
buhardillas o sótanos,
errantes, peregrinos
de posta en posta de la resistencia,
y al fin también perdidos.

Libros ardidos, seguirán ardiendo.

Edgard Morisoli -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche 53

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