Diadema
La percibía en verso, y le escribía
monólogos de amante adolescente,
relegando mi edad a un accidente
de inconsecuencia que ni yo creía.
Siendo el contexto luces y armonía,
no hay razón aceptable o convincente
para el temor, ya expreso, ya latente;
¿quién en belleza y ritmo no confía?
En su fascinación, cada poema
tiene el don de ceñir una diadema
sobre las sienes del sujeto amado,
que éste a veces no entiende o no detecta.
Mas no importa. La acción que se proyecta
reafirmará la fe al enamorado.
Caretas
Eres ciudad de innumerables calles
que el gozo explora, y el fervor pasea.
Tantas fachadas que la cal blanquea,
y tanta sombra que quizá batalles.
Por más que encubras alma, o te amuralles
tras cerrojo y persiana, burbujea
cierta ansia en tu interior que te espolea
a desenmascarar ciertos detalles.
Te ofreces, no te das, coquetería
que colma, al mismo tiempo que vacía,
los recodos más hondos de tu entraña.
Por tus ramblas y arterias pasan gentes
con máscaras de amantes elocuentes,
a quienes tu disfraz también engaña.
Transición
Esta noche se ha muerto, y tú con ella.
Duermo profundamente, no te sueño,
que equivale a pensar que no soy dueño
de la heredad que fuiste; sólo huella.
Ya no hay desolación, ni hay ya querella;
cuanto fue, sucedió; no lo desdeño.
El destino ha trazado otro diseño,
y en lo alto parpadea nueva estrella.
Se suele maldecir cada ruptura,
mas yo no la reniego. La amargura
no recompone agravio ni destrozo.
Miro hacia atrás con algo de añoranza,
por el tiempo dorado, mas no alcanza
su brillo a deslustrar el nuevo gozo.
Asómate
Asómate al brocal de esta mirada
que tanto vio, que tanto certifica,
y adéntrate en su archivo, que predica
con silenciosa voz su hora dorada.
La historia podrá ser tergiversada,
o adormecida, mas al fin salpica
con su oculta verdad a quien abdica
de cuanto sucedió sobre la almohada.
Si has olvidado, mírame a los ojos.
Ni candados he puesto, ni cerrojos
a las vivencias que alcancé contigo.
Todo, tras el cristal de la retina,
perdura como fue, y se arremolina
cuando te ve pasar frente al postigo.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
miércoles, 9 de noviembre de 2011
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