CADA VEZ MÁS ALTA
La cuesta es cada vez más alta
y me cuesta subirla
cada día un poco más.
Antes la subía casi corriendo,
después a paso rápido
y ahora a pasito lento.
Muchos me pasan y atrás me dejan.
Ninguno se para a charlar conmigo.
Mi opinión ya no les sirve.
Ellos llevan prisa, mucha prisa.
Yo ya no tengo ninguna, ninguna.
Ahora saboreo cada rincón de la cuesta.
Veo detalles que ante no vi:
un árbol, una flor, una piedrecilla,
un conejo que se esconde apresurado.
Estaban ahí y nunca los vi.
Mis ojos entonces sólo miraban
pero casi nunca veían.
Me acercó al final y río.
Estoy feliz porque hice
de mi vida un feliz poema.
Un poema sin un final,
un poema que ignoro como acabará
y si verá la luz al terminar la cuesta.
JOSÉ LUIS RUBIO
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Hace 11 horas
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